Se acerca el cierre del ejercicio fiscal por lo que muchos empresarios y autónomos buscan cambiar de asesoría. Hay muchos motivos que nos pueden impulsar a ello; no obstante, el más común es que tu asesor haya cometido un error y éste desemboque en una sanción para ti o tu compañía. Un elemento fundamental para no caer en este tipo de situaciones es saber perfectamente cuáles son las necesidades de tu negocio y buscar una asesoría fiscal que pueda proporcionar dichos servicios.

En este artículo enumeramos las claves que debes tener en cuenta para tomar la decisión de buscar tu nueva asesoría sin morir en el intento.

1-   Profesionalidad

Como ya hemos comentado, la iniciativa de cambiar de asesoría surge cuando tus asesores no cumplen con un mínimo de calidad en el servicio, algunos ejemplos de ello son:

  • Impuestos mal presentados
  • Multas derivadas de una mala gestión
  • Nóminas fuera de plazo
  • Pérdida de bonificaciones por contratos mal tramitados
  • Recursos de hacienda por deficiencias en las obligaciones.

Este elemento es muy difícil de asegurar cuando buscas nuevos asesores, de allí que cobre mayor importancia fijarnos en la profesionalidad de quienes nos atienden desde el primer contacto que realicemos con la nueva asesoría. También  podemos encontrar opiniones de clientes a través de Internet o tratar de contactar con alguno de ellos. Hoy en día, por suerte, existen muchos recursos donde buscar información sobre los profesionales que trabajan en la nueva asesoría, por ejemplo la red profesional LinkedIn, donde puedes visitar los perfiles de los asesores y ver su preparación y experiencia laboral.

2-   Costes

Pagar por los servicios contratados y no por más: muchos comentarios de clientes insatisfechos apuntan a los costes. Es posible que tu asesoría te haya subido la cuota sin consultarse o sin aviso previo.

Pide el presupuesto de un servicio que se adapte a tus necesidades y asegúrate que pagas por el servicio que te ofrecen.  A veces vale la pena invertir en un servicio personalizado y proactivo que te garantice ahorros futuros.  Es importante recordar que no existen duros a cuatro pesetas. Las empresas que ofrecen precios muy bajos, tienen que recortar costes por algún lado y esto afecta directamente a la calidad del servicio que prestan.

En muchas ocasiones, lo barato sale caro, y lo que hemos ahorrado en asesoría fiscal, lo tenemos que pagar luego en impuestos o en multas a Hacienda. Hay que recordar que, el trabajo de un buen asesor fiscal, es hacer que se paguen lo menos posible de impuestos.

3-   Atención personalizada

Si tu asesor no te atiende cuando lo necesitas o no puedes localizarle, sientes que no recibes un buen servicio. Si tu asesoría actual se limita a presentar los impuestos de forma mecánica, no te está dando la totalidad del servicio por el que le has contratado.

La figura del asesor fiscal debe estar allí para tu empresa y aconsejarte en tus dudas. Cada caso es diferente y un asesoramiento genérico no es suficiente.

Para ello es importante que tengan varios sistemas de comunicación bien estructurados, que se adaptan  a tus necesidades y a las de tu negocio, por ejemplo que te puedan atender por Skype o que te den una cita presencial rápidamente.

4-   Compromiso

Sientes que no están comprometidos con tu negocio, no se preocupan por informarte de las bonificaciones generales o sectoriales.

En tu nueva asesoría deben preocuparse de informarte de novedades que puedan aportan un ahorro fiscal superior para tu compañía.  Ser proactivos es un elemento fundamental para la adaptación de tu empresa a las constantes novedades que se presentan en el ámbito jurídico-fiscal.

El trabajo de una asesoría es asesorar, muchos de los clientes que se plantean un cambio de asesoría lo hacen buscando alguien que no se limite a rellenar y presentar impuestos.

5-   Crecimiento

Es muy posible que tu asesor fiscal lleve muchos años a tu lado, pero que en la actualidad cometa errores que antes no cometía. Probablemente esto se deba a que tu negocio ha crecido hasta un punto en que tu asesor no puede hacer frente a las nuevas necesidades de asesoría que te han ido surgiendo.

Cada etapa del negocio requiere un asesor diferente, no es lo mismo asesorar a una micro pyme, que hacerlo a una empresa con más de 50 trabajadores.

Es básico que el asesor pueda cubrir con sus conocimientos las necesidades del cliente en cada momento.

Quizá hoy solo queremos un gestor contable pero en un par de años necesitemos también un asesor jurídico o laboral, todo cuenta al momento de decidir.

En definitiva, estos son los principales motivos que nos impulsan a plantearnos un cambio de asesoría. Desde la necesidad de contar con servicios más amplios o  simplemente buscar un profesional o grupo de profesionales con quien podamos tener más afinidad. En cualquier caso, debemos asegurarnos de que nuestro asesor cumple con las expectativas y los servicios prometidos.

Si te has planteado cambiar de asesoría o tienes dudas,  comunícate con nosotros sin ningún compromiso que gustosamente te atenderemos.